El problema es que nuestro anciano protagonista no ha dado su visto bueno, y la persona que lo cuida (Haruko) tampoco. Pero ya se sabe como son estas cosas, y la desentendida familia de Takazawa le ofrece al gobierno su aprobación.
Roujin Z es un nuevo hardware que se ocupará de los ancianos, dándoles de comer, aseándolos, controlando sus constantes vitales y evitando así cualquier tipo de atención humana. En el futuro no tendremos que cuidar de nuestros mayores.
Proyecto Z se convierte de esta forma en una prisión para Takazawa, quién estará bien servido de atenciones médicas, pero también desprovisto del poco calor humano que le rodea y de toda dignidad.
Haruko, quién dio su palabra de cuidarle y protegerle, luchará contra el sistema, intentando mostrar la carencia de ética que conlleva el experimento.
En determinado momento, el octogenario logra ponerse en contacto con Haruko, quien, con la ayuda de los ancianos de la residencia donde trabaja, logra contactar y animar al señor Takazawa… pero, para poder hablar con el mismo, los piratas de la tercera edad desarrollan un software que emula la voz de su difunta esposa. Y aquí es donde empieza realmente la película, cuando Roujin Z se ve poseído por el alma de la mujer.
Nos encontramos ante una película nada usual, donde la crítica base es el valor de la tercera edad y sus amplios conocimientos, además de la importancia que tiene la dignidad. También nos habla de los peligros tecnológicos y de cómo avanzamos, a pasos agigantados, hacia la deshumanización total. La obra nos deja bien claro que todos, en algún momento, también seremos ancianos.
Roujin Z puede considerarse un film de ciencia ficción Cyber Punk, pues cumple con el requerimiento de un mundo tecnológicamente dañino, un control autoritario, lucha de clases y un futuro distópico.
El guión está firmado por el inigualable Katsuhiro Otomo (padre de Akira) y la dirección la lleva Hiroyuki Kitakubo, quien fue responsable del corto “A tale of two robots” y quien también trabajó en el afamado film de Otomo.
Solo con estos dos nombres ya se podría entender la calidad de la cinta, pero es que el diseñador de personajes es Hisashi Eguchi (quién se inspiró en su mujer para crear el retrato de la difunta esposa del señor Takazawa) y el director de arte fue el tristemente fallecido Satoshi Kon (Perfect Blue, Páprika, Magnetic Rose, Tokio Godfathers…).
Para finalizar, y redondeando en un elenco de artistas casi sin parangón, debemos añadir que Takeshi Honda se encargó de la animación (cuyo trabajo más significativo, desde mi punto de vista, es Ghost in the Shell).
Así pues, nos encontramos ante una película de animación con un acabado y un diseño excepcional, mencionando que no hace uso de la tecnología digital, siendo un producto artesanal al 100%. Todo en la cinta es bastante meritorio, aunque jamás llega a las cotas de calidad de los films más significativos del personal antes nombrado.
Roujin Z fue lanzada al mercado japonés en 1991, llegando casi cuatro años después a Europa. Actualmente se puede encontrar en DVD y BluRay, siendo de las pocas películas “Manga” realmente remasterizadas. (No encontraréis ni una mota de ruido, y se muestra con un colorido y definición excepcional).
Es una película recomendada para gente con inquietudes mentales, pues es un film tranquilo y con mensaje. A parte de esto, encontraremos humor e incluso acción, así que no penséis en un entretenimiento puramente cerebral, pero enfocadlo como una obra que está más cerca del cine de autor que del cine comercial.