Si tuviese que hacer un top 10 o un top 15 sobre mis juegos imprescindibles, a la hora de seleccionar algún título con mecánica de puzzle no dudaría en seleccionar a Castles of mad king Ludwig, situándolo muy por encima de juegos tipo Patchwork y a la par del gran clásico Los Castillos de Borgoña.
No es un título del que se hable o del se haya hablado demasiado, sin embargo es un juego que siempre he considerado "redondo", de esos que no fallan cuando lo sacas a mesa: Todo el que lo prueba, independientemente de si es nuevo o no en la afición, queda satisfecho y se plantea adquirirlo.
No en vano, un buen puzzle suele agradar a todo el mundo, y si este además, como es el caso, nos permite realizar combo tras combo situando las piezas en los lugares adecuados, pues logra convertirse en una experiencia maravillosa.
A saber: Contamos con una serie de objetivos privados (puntuaremos por objetivos como tener "x" salas de un tipo, o una configuración determinada) y en base a los mismos vamos accediendo a un mercado de salas que se renueva en cada ronda, y por las que pagaremos determinado precio.
El objetivo principal es conectar estas salas de forma que nos permitan puntuar al máximo: Cerrar cualquier sala nos da una ventaja automática (cada sala tiene un número de aperturas y si conectamos todas ejecutaremos la acción especial de esta sala, que puede ser desde recibir dinero, hasta optar por obtener otra sala/escalera gratis o inclusive un turno extra, por ejemplo), y conectar la sala con determinadas estancias nos permite obtener puntos extra (las mismas fichas de sala nos indican cuál es la ventaja o qué nos puede penalizar).
Nosotros decidimos cómo queremos que sea nuestro castillo (los míos suelen ser "difíciles de ver"), con la única restricción de que ninguna sala puede ir por encima de una estancia de jardín.
También, en cada partida, se activarán unos objetivos públicos de entre todos los que trae el juego (puntos extra para quien tenga más jardines, o mayor puntuación por cada sala de una determina forma, podrían ser algunos).
Al final, se trata de un juego en el que cada partida es totalmente diferente, ya que ni salen los mismos tipos de sala (o al menos no lo hacen nunca en el mismo orden) ni nos van a tocar los mismos objetivos públicos o privados. Rejugable totalmente.
Existe otro factor importante: si bien ciertas salas, o pasar en nuestros turnos, nos permiten obtener dinero, la forma principal en la que se consigue este limitado recurso es cuando somos el jugador activo (nos vamos turnando ese rol en cada ronda).
El tablero tiene seis lugares destinados a colocar salas en cada ronda (el mercado), con un precio de serie prefijado en cada lugar. El jugador activo decide en qué espacio va cada sala, pudiendo de esta forma situar la sala que le interesa en el espacio más barato, o las que ve que los otros jugadores necesitan en los espacios más caros...
Los jugadores, cuando compran las salas que les interesan o que el bolsillo les permite adquirir, le pagan ese dinero al jugador activo (él, sin embargo, cuando compra lo deposita en la banca). De este modo se integra una mecánica muy interesante que permite cierta interacción entre jugadores.
Una vez ya os he dibujado a grandes rasgos en qué consiste el juego (porque esto no es un manual, existen muchos más factores a tener en cuenta), me quiero centrar en la experiencia:
Castles of mad king Ludwig es un juego que atrapa, que mantiene al jugador centrado y divirtiéndose de principio a fin, además de conseguir que sea muy evidente el premio por combinar de forma acertada las piezas de nuestro tablero.
Se siente como un Tetris en su base, pero con muchas más posibilidades combinatorias, sin que esto lo transforme en un juego complejo, y como cada combinación puede resultar en el cierre de varias salas, o en provocar diversos efectos simultáneos, se logra aumentar sin esfuerzo la implicación del jugador a la hora de ir a por combos más potentes.
Tiene un diseño elegante, unas mecánicas a prueba de bombas y logra, mediante una sencillez asequible, crear esa sensación de tiempo bien invertido. Por si con esto no fuese suficiente, me parece un entrenamiento visual y matemático muy recomendable.
En mi caso, y tan solo es mi opinión, Castles of mad king Ludwig es imprescindible, y tan recomendable y básico como pudiesen serlo Carcassonne, Stone Age o Puerto Rico. Debería hablarse más sobre juegos de esta importancia en canales dedicados, principalmente, por recomendar juegos infalibles para los que comienzan o llevan poco en este mundo, en vez de saturarles con productos intrascendentes que, simplemente, están de moda.
Para finalizar, añadir que existe una expansión prescindible a todas luces, titulada Secrets of mad king Ludwig, que en nada mejora o aporta valor añadido a un juego perfecto en su versión básica.
