District 9 fue, para muchos de nosotros, el resurgir de la auténtica ciencia ficción. El género se había convertido, en líneas generales, en un escaparate para vender tremendas escenas creadas por ordenador, con el simple reclamo visual de las mismas, sin mensajes de advertencia, sin inspiración para las venideras generaciones y carente de aportaciones novedosas hacia el propio medio.
Y es que el amigo Blomkamp nos había devuelto la credibilidad, el detalle y la crítica, pues en la Sci-Fi hay más de humanidades y de posibles realidades que en cualquier otro género.
Yo era de los que rezaba por que Elysium fuese un fiel reflejo y continuación de esa primera incursión, y creo que, aun sin conseguir esa perfección absoluta, ha sido todo un acierto.
Siendo directo, os diré que tan solo veo un fallo en este excelente film, y tiene que ver con lo precipitado de su final, que parece realizado para no comprometer la duración total de la cinta.
El mundo cambia, repito: "el mundo", en cuestión de 20 segundos, y todo gracias a un personaje que, para muestra de esta extraña medición de tiempos, tarda en piratear una puerta unos 9 minutos y en re-programar un sistema, para dar cabida a la humanidad entera, tan solo una fracción de los mismos.
Digamos que la película se pincha, y se desinfla, en sus últimos cinco minutos.
La primera vez que acabas de ver Elysium te deja con un extraño regusto, pues el 90% del metraje es una maravilla, repleto de técnica, de diseño y de mensajes combativos, pero ese final tan comprimido y limitado, con tan poco detalle y credibilidad, parece más una imposición comercial que otra cosa.
Después de darle vueltas y vueltas, uno llega a la conclusión de que da un poco igual, pues son tantas las genialidades que contiene el film que sería de necios dejarlo en un simple: "Tiene un mal final".
El director lo vuelve ha conseguir de nuevo, y no solo reutiliza el medio como forma de arte anti-sistema, sino que también resucita a ese viejo garage trash-work que tanto impactó con la tremenda Star Wars.
Algunos me tildarán de loco, pero en el trabajo de Blomkamp se vislumbra ese Tatooine mugriento de renegados sin futuro, y esa estación del miedo llamada Death-Star.
Tampoco falta, como ya os comentaba (en referencia a ese trash-work), esa pasión por el oxido, el paso del tiempo y las inclemencias en atuendos y demás adornos. Todo en el mundo de Elysium resulta creíble, tangible, y volvemos a encontrarnos con rebeldes contra opresores. Aunque cambiando la clara inspiración que Lucas tomó de la segunda guerra mundial y convirtiéndola en reconocible retrato de la situación adquisitiva social de nuestro siglo.
No es una opera espacial, ni narra las aventuras de un fabuloso grupo de aventureros, pero la escuela está ahí, y el que quiera verla la encontrará. Porque hay mucho de ese mundo en las obras de este aventajado director, aunque con un enfoque más limitado y creíble de por medio. Más mundano y tecnológicamente aceptable, y posiblemente condicionado de una forma inconsciente.
El trabajo de los actores es genial en el caso de Jodie Foster y de Matt Damon, pero simplemente magistral al referirnos a esa máquina de transmitir sensaciones encontradas que es Sharlto Copley.
El personaje del mercenario Kruger es de lo mejor que he visto en décadas, inclusive a pesar de no contar con un desarrollo excesivo. Pero es que resulta increíble como se llena la pantalla cada vez que entra en escena, y como se le adora desde la butaca, a pesar de ser un hijo de puta merecedor de la muerte más dolorosa.
El diseño es también para aplaudir hasta romperse las muñecas, pues contar con el maestro Syd Mead siempre tiene premio, dejando a la altura del betún a cosas tan curradas como las vistas en Oblivion o en el resto de obras similares, adoradoras de ese frío y aséptico diseño pasado ya de moda y para nada creíble, por muy atractivo que resulte (a veces parece que volvemos a los tiempos de Buck Rogers, con el Art deco de por medio).
Los efectos especiales retratan a la perfección la visión realista de Blomkamp, e insisto en la alta dosis de credibilidad que consiguen transmitir. Sin olvidarnos de la crudeza visual y visceral que siempre le acompaña.
En conjunto me parece una película muy por encima de la media (algo no tan difícil hoy en día), que consigue resultados excelentes hasta su abrupto y "demasiado bonito" final.
Me gusta esta maldita película, y me agrada su mensaje, así como también me gusta la forma en que Blomkamp lo narra todo, siempre desde el punto de vista de un héroe salido directamente de un cubo de basura.
Hoy más que nunca nos hacen falta películas como Elysium, que aun sin ser perfectas no están condicionadas al 100% por los resultados económicos o por la ética de palo imperante.
No es un film redondo, pero tan solo estuvo a diez minutos de serlo... y eso lo pueden contar pocos.
