¿Te gusta conducir?... Conduce
El famoso eslogan de la marca BMW apuntaba hacia el placer de conducir y, aunque centrado en su marca, se trababa de un mensaje fácil de extrapolar, porque incidía en la experiencia.
Snow runner va encaminado hacia esa misma situación experiencial, y aunque su todo, aparentemente, esconde un juego de conducción donde cumplir encargos de diversa índole, rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa a un plano secundario, porque el disfrute lo proporciona la sensación a los mandos, la rugosidad del terreno por el que circulamos o la composición del mismo.
Y nos da igual transportar un remolque de madera que uno de cemento. El camino es el verdadero disfrute.
Bien es cierto que las misiones delimitan mucho el terreno por el que establecer nuestra ruta hacia el punto de entrega, teniendo ya planeadas pendientes imposibles, lodazales de pesadilla o desniveles de vértigo, pero la libertad, dentro de los límites de cada uno de sus mapas, nos deja maniobrar con cierta soltura.
Estos mapas son uno de sus grandes valores: están diseñados con cabeza y se deja notar desde el principio, pues pasamos de una extensión plana y poco desafiante a terrenos cada vez más pantanosos, poblados de árboles o con ascensos de alto nivel. Según descubramos nuevos territorios, desbloqueables obteniendo cierta puntuación, o simplemente accediendo a los lugares de interconexión, accederemos a los mismos.
Esto se traduce en nuevas misiones de entrega, en nuevos vehículos y remolques abandonados (que podremos añadir a nuestra colección o vender para obtener dinero a cambio) y en nuevos terrenos más accidentados y desafiantes.
Pero no solo los mapas están bien planteados en progresión, ya que con los vehículos sucede algo similar: empezamos con camiones de prestaciones limitadas y poco a poco vamos integrando mejoras: ruedas de más pulgadas, motores con menor consumo o mayor potencia bruta, cabrestantes autónomos y otras tantas variables, hasta llegar a permitirnos la compra de auténticos monstruos con tracción total y diferenciales bloqueables, por ejemplo.
Esto redunda en un orden muy bien pensado: cada nuevo territorio nos plantea, sin darnos cuenta de primeras, la búsqueda de los vehículos óptimos para el mismo, y eso nos hace disfrutar del reto de llegar, casi siempre, con un camión que no es el más óptimo y de disfrutar aun más cuando conseguimos el que es idóneo para circular por esa zona.
No hay transeúntes, no hay tráfico y no hay distracción: se trata de conducir, de superar el reto de llegar de un punto a otro, que a veces puede estar delimitado por unos pocos metros, y no de esquivar, adelantar o ganar a los rivales.
El único enemigo eres tú, que te vas a emperrar en meterte de cabeza por un lugar que sabes que no puedes atravesar con tu vehículo y aun así lo intentarás, porque debes vencerte y porque el premio reside aquí: en cómo lo has sorteado pese a tenerlo todo en contra.
El diseño del entorno, la genial recreación de las físicas, incluidos fluidos y sistemas de tracción, redundan en una experiencia soberbia, de las mejores que he obtenido en mucho tiempo. Hasta la música que nos acompaña logra aumentar esa sensación de disfrute y de estar solos ante el peligro.
Es un juego en el que cada jugador marca su ritmo: explora, prueba diferentes vehículos o céntrate en cumplir misiones, o a la inversa. Es un título sin presiones, pero tan bien planteado que te hace disfrutar aún cuando estás bloqueado.
Pese a que parece un simulador, o aparenta estar enfocado para un público minoritario especializado, estoy convencido de que Snow runner puede hacer disfrutar a cualquiera, porque en realidad va de ponernos a prueba sin sufrir las consecuencias y marcando nosotros el límite (algo que no hacen demasiados juegos con excepción de los simuladores de vuelo o similares) y esto tiende a satisfacer a cualquiera.
Lo mejor que se puede decir de él: aporta relax a cualquier colección, sin por ello carecer de cierta emoción. La mayoría de juegos basan su avance en marcar claramente por dónde ir y en estresar, en cierto modo, al jugador. Sin duda es un juego diferente, más rico y diferenciador como experiencia. Una auténtica maravilla, de verdad.